
En los relatos biográficos, Edna Iturralde presenta a sus personajes a la luz de nuevos enfoques; bucea no solo en sus cualidades épicas, militares, libertarias, intelectuales, literarias, religiosas o científicas, sino en sus más profundos valores humanos, lo cual permite descubrir seres maravillosos que estaban escondidos dentro de la coraza del estereotipo.




Ensayo sobre la obra de Edna Iturralde
Edna Iturralde: Universo desde el papel
Por Enrique Pérez Díaz
“El conocimiento de nuestras raíces históricas
nos permitirá afianzar la identidad”.
Edna Iturralde
Ensayo elaborado en septiembre-octubre 2024, para la nominación de la autora ecuatoriana Edna Iturralde al Premio Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil SM.
(La Habana, Cuba, 1958). Escritor, periodista, investigador, crítico y editor. Su obra para niños, adolescentes y jóvenes se conoce en varios continentes y está traducida a unos 15 idiomas. Se ha movido con soltura por los caminos del realismo y la fantasía. Ha trabajado para la prensa por más de 40 años. Es miembro del Comité Cubano del IBBY y en 2014 fue elegido como jurado por Cuba del Premio Hans Christian Andersen. Actualmente dirige el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura y en el 2023 recibió el Premio Nacional de Edición, que se otorga en su país por el desempeño de la vida.
Introducción
Dicen que un escritor debe ser el alma de su tiempo, representar la vida de sus contemporáneos, los problemas que sacuden su tierra (o su tierra grande que es el mundo) y tomar el pulso a cada acontecimiento que mueva a la gente en su sentido de la existencia. Solo de este modo su obra podrá calar en el corazón de la gente, que la hace suya, la siente, la vive, la padece, la disfruta y llega a amarla.
Un escritor no debe trabajar sus ficciones pensando solo en el divertimento sino en la justicia. Debe enfrentar el trabajo literario como un reto y una forja, el crisol del cual se formen en el futuro lectores inteligentes, sensibles y apasionados, con esa vehemencia por la justicia social y el entendimiento entre todos.
Los escritores no se hacen en los laboratorios ni en la academia. Pueden adquirir conocimientos a partir de sus estudios, de la investigación y actualización constante, pero debe latir en ellos una sensibilidad especial, una visión no convencional y sí muy comprometida del mundo en el que viven y una especie de ojo avizor Los escritores no se hacen en los laboratorios ni en la academia. Pueden adquirir conocimientos a partir de sus estudios, de la investigación y actualización constante, pero debe latir en ellos una sensibilidad especial, una visión no convencional y sí muy comprometida del mundo en el que viven y una especie de ojo avizor que les lleve a discernir, de entre la hojarasca del entorno, qué pueda ser lo fundamental.
Un gran poeta cubano aseguraba que la poesía “es un silencio que alguien de oído muy fino supo escuchar” y solo en los auténticos escritores suele existir esa virtud de ser, a la vez, escucha y observador, tener la facultad de discernir desde su razonamiento aquello que más le aporte al ser humano para evolucionar, empoderarse y crecer. Solo así un escritor llega a ser grande y se convierte en un emisor de mensajes que otros recibirán con beneplácito.
Los grandes escritores, aunque a veces sean autorreferenciales y nos dejen entrever su personalidad desde cada argumento, son excepcionales testigos del devenir humano, que suelen atisbar desde su privilegiada posición de observadores impenitentes y decididos siempre a ofrecer la verdad.
Son también artífices del sentimiento, la verosimilitud y los ideales más puros y con su obra pueden ayudar a formar identidades lectoras que alejen a los públicos de esa media convencional y amorfa que a veces prolifera en el ámbito editorial.
La sinceridad de su voz escritural es lo que más les distingue y les permite permanecer en el universo lector, aquel dejo especial de cada libro suyo que no posee nadie más y lo hacen un innovador y a veces hasta un adelantado a corrientes posteriores.
Los más auténticos escritores fueron (y persisten en ser) grandes lectores, siempre ávidos, jamás satisfechos y perennes buscadores de tesoros que viven entre la constante lucha por renovarse, sin dejar de ser ellos mismos. No son confiados ni ufanos, pero sí exigentes, cautelosos y auténticos hacedores de portentosos argumentos que les permiten atrapar a sus públicos cautivos y domeñar otros universos impensables.Los más auténticos escritores fueron (y persisten en ser) grandes lectores, siempre ávidos, jamás satisfechos y perennes buscadores de tesoros que viven entre la constante lucha por renovarse, sin dejar de ser ellos mismos. No son confiados ni ufanos, pero sí exigentes, cautelosos y auténticos hacedores de portentosos argumentos que les permiten atrapar a sus públicos cautivos y domeñar otros universos impensables.
Un planeta llamado Edna Iturralde
Vienen a mi mente estas reflexiones cuando revisando la amplia obra de la escritora ecuatoriana Edna Iturralde, me propongo hacer un bosquejo y fundamentación sobre ella, pensando en su candidatura a la edición del 2025 del llamado Pequeño Nobel de la literatura para niños y jóvenes, la medalla Hans Christian Andersen, que desde 1956 confiere el IBBY (International Board on Books for Young People).
Con toda justicia a Edna Iturralde se la considera una de las escritoras más importantes, y rotundamente la más fecunda, de la literatura para niños, adolescentes y jóvenes de Ecuador. No en balde aparece incluida en diversos panoramas de LIJ y entre los más relevantes el volumen Hitos de la literatura infantil y juvenil iberoamericana, publicado en el 2013 por Fundación SM, en colaboración con la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República de Colombia, con motivo de la celebración del II Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (CILELIJ), a partir del trabajo de un grupo de estudios y críticos de la literatura infantil y juvenil del entorno iberoamericano.
Desde la mitad del mundo, la creación de Edna que abarca en rigor todas las edades, ha sido un faro de luz y guía no solo para los lectores sino para muchos autores que en su tierra y la América Grande han seguido sus pasos motivados por las propuestas innovadoras que desde hace varias décadas la destacada autora trajo al complejo mundo de los libros para las primeras edades.
Sin embargo, quizás uno de los secretos mayores que encierra la obra de Edna Iturralde, amén de su calidad, originalidad y actualidad, sea justamente su ruptura de los conceptos etarios, pues ella ha sabido dirigirse con igual soltura y donaire a todos los públicos.
La crítica ha dicho que “Si existe un boom de la literatura de este género en el Ecuador, una gran parte de esta alegría debe atribuírsele a Iturralde pues fue ella quien encendió la mecha y la ha mantenido encendida con una capacidad de comunicación fuera de lo común y una imaginación equiparable con la imaginación infantil: infinita, llena siempre de porqués y reflexiones”.
Si un elemento caracteriza la obra de Edna Iturralde, además de su espíritu de rescatar la historia de su momento vital y de su tierra y entorno más amplio, es justamente la diversidad, no solo estilística, sino argumental, conceptual.
En toda su creación late un aliento humanista en el cual la autora va en busca de la esencia de las personas, esencia que está dada no solo en su comportamiento sino en su cosmovisión del universo.
Por eso mismo en muchos de sus libros Edna Iturralde vuelve la vista no solo a lo contemporáneos, sino a lo antiguo e incluso lo ancestral.
Son justamente muy famosas por eso sus obras sobre la realidad pre-colonial y el legado o la influencia en el mundo de hoy de las mal llamadas culturas amerindias, ricas en una mitología de altos quilates y unos asombrosos valores espirituales.
Su dosier de prensa asegura que Edna Iturralde “Durante más de cuarenta años ha producido sesenta y cuatro libros en un continuo flujo de cuentos cortos y novelas de diversos estilos y temas. Su obra ha acompañado a casi cuatro generaciones de niños y niñas de diversos países, desbordando las fronteras ecuatorianas hasta España, Perú, Bolivia, México, Guatemala, El Salvador, Cuba, Argentina, Chile, Colombia y los Estados Unidos, y continúa expandiéndose a otros países”.
Al ser una escritora con hondura y calibre suficientes para dar a sus entregas literarias un corpus de solidez y verosimilitud considerable y sistemático, Edna Iturralde no solo apela a su sensibilidad y fecunda imaginación, sino que también es una activa investigadora histórica y geográfica, capaz de trazar un mapa armonioso de la rica geo cultura de su tierra.
Por eso justamente se ha dicho que “Aunque Iturralde no es historiadora, mediante sus obras los niños y jóvenes se asoman al pasado. No es antropóloga, pero sus escritos irradian un componente étnico y humano. No es maga. No obstante, crea mundos mágicos en los que es posible habitar con la imaginación. Es una escritora que, como un buen investigador, viaja por los territorios sobre los que escribe, se documenta en archivos, habla con la gente y partiendo de allí crea historias de ficción”.
Esta consideración es vital para quienes decidan ingresar al mundo de sus ficciones pues no es menos cierto que, pese a sutiles y lógicas diferencias entre los libros por sus temáticas, edades o sólidas bases argumentales, el corpus total de la obra de Edna Iturralde siempre es el mismo: una sensibilidad a flor de piel que principalmente va en busca de lo más genuino del ser humano americano de cualquier época y que, pese a peripecias y avatares, en esencia es capaz de vencer todas las pruebas del destino para salir airoso en su contienda por una vida mejor.
Se ha planteado que para hablar con mayor facilidad sobre su obra literaria, por su proverbial diversidad, resulta imprescindible analizarla en seis zonas que serían las siguientes:
- Libros para los más pequeños.
- Etnohistoria y raíces culturales.
- La problemática social.
- Los grandes personajes de la historia.
- Cruzando fronteras.
- Magia y literatura fantástica.
Lo cierto es que en cualquiera de estas zonas temáticas, los libros de Edna Iturralde siempre son capaces de comunicar con sus lectores a partir de la emoción, el ritmo, su credibilidad y esa sensibilidad tan especial y tan lograda que en cada argumento ella consigue, pese al medio o la narrativa en que discurra su ejercicio.
Quien como ella vuela con soltura sobre el proceloso mar de los libros para los más pequeños y salta a los relatos de la etnohistoria y los mitos ancestrales o valientemente abunda en las problemáticas sociales de nuestro tiempo —como la droga, la violencia, el secuestro, la trata de seres humanos, las migraciones o la guerra— es la misma creadora capaz de sensibilizarnos ante la impronta de los grandes héroes y caudillos de la historia patria americana o cruzar fronteras hacia las esencias de cualquier niño o joven del mundo y llevar al lector hasta las ficciones más desbordantes que se puedan mover en el firmamento espacial.
La prodigiosa imaginación de Edna Iturralde, su hondo carisma humano, sus probados recursos narrativos, la hacen enfocarse con brújula segura en cada nuevo tipo de historia que decide enfrentar.
Su ascendente fama literaria deviene porque lo mismo Edna Iturralde se ha hecho dómine del cuento y la novela, que del relato histórico o etiológico y hasta de la más desbordante fantasía colindante con la ciencia ficción, por lo que todo esto la convierte en una autora de muy diversos registros y públicos afines.
Con tal afirmación pretendo razonar que una misma escritora es capaz de desbordarse en otras muchas voces, tan contundentes y efectivas unas como las otras, tan capaces de comunicar siempre su mensaje con igual verosimilitud y objetividad, mensaje que trasciende no solo a la infancia sino a lectores de cualquier edad, requisito indispensable que siempre se le reconoce a la mejor literatura que supuestamente se escribe para niños.
Un ejemplo de ello, el hecho de que al margen de su diversa obra literaria, en el año 1982, Edna fue fundadora y directora de la Revista Infantil Ecológica La Cometa, que contenía 16 páginas y circulaba con el Diario Hoy de Ecuador.
En este puesto se mantuvo por espacio de 11 años (la revista continuó circulando años más tarde hasta el cierre del diario). Era una revista gratuita y como el diario tenía una tirada de 45.000 ejemplares y, considerando que en ese tiempo había en Ecuador tres niños por familia, era leída por unos 135.000 niños y niñas, lo cual fue una excelente manera de promover la lectura desde las primeras edades. Además, la revista circulaba en las escuelas en una época en que no existían revistas comerciales para niños.
Si un impacto se puede valorar de la obra de Edna Iturralde es la gran repercusión que se le reconoce en los más diversos contextos y la enorme recepción lectora que sus textos mantiene en múltiples contextos, no solo en el ámbito educativo, sino en bibliotecas, librerías, etc. Por ejemplo, para validar esta afirmación vale recordar que cinco de sus libros son parte del “common core”, (Currículo Transversal para escuelas con estudiantes hispanohablantes impuesto por el presidente Obama): Verde fue mi selva, Conoce a Miguel de Cervantes, Un días más y otras historias, Caminantes del Sol, así como, Y su corazón escapó para convertirse en pájaro, para las escuelas públicas de varias ciudades en 19 estados. También, Conoce a Miguel de Cervantes ha sido elegido en varias oportunidades para ser exhibido durante el Mes de la Herencia Hispana.
Además de aparecer también en numerosas revistas y antologías de su tierra e infinidad de países, el cuerpo de la obra para niños, adolescentes y jóvenes de Edna Iturralde abarca 70 títulos desde el primer libro que publicara en 1986 hasta el presente.
Un recorrido por algunos de estos argumentos nos evidencia la creatividad de la autora y su gran poder de fabulación.Un recorrido por algunos de estos argumentos nos evidencia la creatividad de la autora y su gran poder de fabulación.
Un recorrido por algunos de estos argumentos nos evidencia la creatividad de la autora y su gran poder de fabulación.
Especialmente siempre me ha fascinado un texto como la selección de cuentos Cuando callaron las armas, que aborda las secuelas de la guerra para los niños, adolescentes y jóvenes en zonas de conflicto bélico.
El modo en que deben enfrentar este dilema existencial, que no solo pone en peligro su integridad física sino su vida emocional, está magistralmente retratado en historias donde los protagonistas siempre viven situaciones límites que les hacen crecer y defenderse.
Pero la guerra puede ser recurrente en su obra, sobre todo si miramos una de sus historias más recientes: Bajo la luz de la luna, publicada por Global Pearls, Inc. Douala, Camerún, 2024, en la cual Linnette, una niña de diez años vive en una comunidad forestal al oeste de Camerún. Su vida cambia cuando son atacados por los rebeldes que favorecen al lado inglés en esta guerra civil. Después de sobrevivir, sola, dos años en la selva, tiene que decidir si hace un peligroso viaje a la ciudad para regresar a la escuela, o mantenerse oculta y a salvo.
Aunque es una ficción, puede ser la misma historia de tantos infantes que al perderlo todo por una contienda bélica, solos deben enfrentar los cauces inesperados del mundo. Pensando en tantos focos bélicos que existen en el planeta, es doblemente emotivo leer una narración enfocada desde la percepción de la realidad infantil, que puede ser evidencia de empoderamiento y salvación para cualquier lector de las primeras edades.
Cuando a Edna Iturralde le pidieron un libro sobre Simón Bolívar, miró al cielo, buscó entre sus constelaciones y entonces el azar marcó sus pasos de momentos misteriosos.
De esa experiencia nació Simón era su nombre, increíble novela para “personas sin edad” que propone un valiente diálogo con la imagen menos conocida del Libertador de las Américas, visto por su nana negra, por su fiel criado, por la mujer que más le amó y supo entenderlo, y por los orishas que vaticinaron su nacimiento y su paso arrollador por este nuevo mundo que él soñó… y el que tanto luchó por cambiar…
No contenta con esto, también nos legó el álbum ilustrado El sueño de Manuela, una hermosa historia sobre la “libertadora del libertador”, que evoca toda su vida desde la infancia y nos ofrece elementos de cómo se forma la personalidad de esa que luego se convertiría en una de las heroínas de la guerra de independencia.
Es conocido que a veces los artistas se influyen unos a otros y eso le sucedió a Edna al escuchar la famosa canción “El unicornio azul”, del cubano Silvio Rodríguez, que de inmediato le inspiró la historia de Olivia y el unicornio azul, la niña que descubre la verdadera razón de la pérdida del unicornio azul, que se ha perdido ayer, se fue… Entrañable y afectivo relato de fantasía infantil llena de pureza y amor.
Cuando en Cuba dimos a conocer la obra de Edna Iturralde enseguida pudimos advertir los increíbles tránsitos o mudas estilísticas que la autora podía dar entre una historia y otra, aun dentro un mismo libro.
Muchos profesores dijeron que los libros de Edna eran los mejores manuales para enseñar la historia de América, pues de manera afectiva, sencilla y sincera podían acercar a los niños a las más duras realidades de la historia, esta es una evidencia más que suficiente de la recepción lectora que sus obras pueden alcanzar en los más diversos contextos.
Es así que al publicar Y su corazón escapó para convertirse en pájaro, muchas personas reaccionaron conmovidas ante este conjunto de historias que nos eran tan cercanas a la nuestra, sobre los negros ecuatorianos desde el siglo xvi hasta nuestros días, donde tanto se habla de trata, esclavitud y discriminación.
Si fascinantes son los acercamientos de Edna a las más crudas realidades de los actuales jóvenes de América, que podemos conocer en libros como Las muchachas de la lluvia, que es una novela policiaca juvenil llena de acción y suspenso que denuncia el feminicidio, también nos estremecen y conmueven las duras situaciones que enfrentan los protagonistas de El día de ayer, El puente de los coyotes, Lágrimas de Ángeles o Las islas donde nace la Luna, que abordan las diferencias y el menosprecio o infra vida que sufren los seres desfavorecidos desde su propio nacimiento.
Por si esto fuera poco, Edna Iturralde consigue hacer de sus acercamientos a la historia libros donde confluyen magia, lirismo, aventura e indagación en el pasado. Su cercanía a estos temas, no solo por ser una acuciosa investigadora sino por su sensibilidad hacia el componente etnográfico que forja nuestra identidad americana, la hacen una dómine en el abordaje de las mitologías y cosmogonías de su tierra en particular y de américa en general.
Al punto que nos lleva en Junto al cielo al Quito de antes como promueve esta obra, con su arquitectura colonial, sus tradiciones, su ambiente cálido y festivo, nos envuelve en los avatares de unos chicos en Aventura en los Llanganates, en busca de un supuesto tesoro del Inca Atahualpa, nos envuelve con la magia ancestral de La leyenda del arupo (conjunto de relatos míticos y mágicos), o con los Cuentos del Yasuní, que pese a su actualidad alarmante acuden a la mística de los ancestros para resolver problemas apremiantes.
No menos aleccionadores son los contenidos de historias como Los hijos de la guacamaya, Un día más y otras historias, Entre cóndor y león, Verde fue mi selva o Mitée y el cantar de las ballenas, donde en rica urdimbre la autora mezcla mitología, historia, defensa del medio ambiente y tradiciones que refuerzan una identidad americana desde el rescate de las raíces ancestrales y ese patrimonio inmaterial de la cultura.
Igualmente fructíferos son para nosotros sus acercamientos a figuras como Oswaldo Guayasamín, el célebre pintor ecuatoriano que revolucionó las estéticas en el siglo xx al rescatar imágenes ancestrales de su raza o creaciones como Conoce a Sor Juana Inés de la Cruz; Conoce a Simón Bolívar o Conoce a Miguel de Cervantes.
Los libros de Edna no representan espacios estéticamente cerrados, ni en lo temático, lo conceptual o lo formal, porque ella es capaz de mover sus historias entre todos los planos de la realidad y la fantasía para abrirle al lector los universos más seductores e impensables.
Por eso suele captar la atención de tantos y les propone en cada obra un desafío. Esta diversidad de su expresión la hacen de una intensidad y un carácter innovador matizados de fantasía, aventura y lirismo que enseguida comunican con sus públicos de la índole que estos sean.
(Quito, 1948). Escritora para niños, adolescentes y jóvenes de destacada trayectoria regional, con 70 obras publicadas y que ha recibido los principales premios de su tierra y del continente, entre los que cabe destacar: 2020 ganadora del premio Iberoamericano Cervantes Chico de literatura Infantil y Juvenil Alcalá de Henares. Ayuntamiento de Alcalá de Henares, Madrid, España: 2019; nominada al premio Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA) Concejo de las Artes de Suecia; 2019 Skipping Stones Award 2019, de los Estados Unidos otorgado a libros internacionales con temas multiculturales con el libro, Green Was My Forest, Mandel Vidal Press (traducción Jessica Powell); 2019 condecoración Mujeres por la libertad, otorgada por el pleno del Consejo de Fundadores de la Confraternidad Bolivariana de América Santa Fe de Bogotá 2018/Quito 19 de marzo de 2019; 2018 nominada al XIV Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil; 2018 nominada al premio Astrid Lindgren Memorial Award (ALMA) Concejo de las Artes de Suecia; 2016 condecoración Mérito Cultural Nacional Matilde Hidalgo de Procel Décimo Encuentro Nacional Fundación Manta Mujer 2016 Manta Ecuador; 2015 seleccionada por la Secretaría de Educación Pública, concurso SEP 2015 (Ministerio de Educación Pública de México); Los pájaros no tienen fronteras-Leyendas y mitos de Latinoamérica, Editorial Santillana Alfaguara México; 2014/2015 Diploma de Honor destacados de Girándula/IBBY Ecuador Los hermanos que cosechaban cuentos de hadas, Editorial Santillana Alfaguara, Ecuador; 2014 Mención de Honor Premio Darío Guevara Mayorga de literatura infantil y juvenil (Ilustre Municipio de Quito); ¡Viva el fútbol!, Editorial Santillana Alfaguara, Ecuador; 2014 Condecoración Manuela Sáenz Libertadora del Libertador en el Grado Internacional de Primera Clase Consejo de la Confraternidad Bolivariana de América, Santa Fe de Bogotá 2014; 2014 Internacional Latino Book Award Estados Unidos de Norteamérica Primer Premio Los pájaros no tienen fronteras-leyendas y mitos de Latinoamérica, Editorial Santillana Alfaguara, Ecuador, Colombia y México; 2014 cinco de sus libros son parte del “common core”, (Currículo Transversal para escuelas con estudiantes hispanohablantes.) Conoce a Miguel de Cervantes, Un día más y otras historias, Caminantes del Sol y Y su corazón escapó para convertirse en pájaro, Verde fue mi selva, para las escuelas públicas/hispanoparlantes de varias ciudades en 19 estados, entre otros prestigiosos galardones y distinciones. Su libro Conoce a Zelia Nuttall fue recomendado por School Library Journal a todas las bibliotecas escolares del país en 2024 para celebrar el Mes de la Hispanidad (septiembre 15 a octubre 15).
Conclusiones
Esta frase de Edna Iturralde muy bien podría servirnos para entender las razones que fundamentan y encausan su quehacer literario en pro de construir un lector más proactivo, crítico y evolucionado, un ser humano a la altura de los retos de este tiempo.
Creo que si algún elemento podría avalar aún más la obra de Edna Iturralde es su constancia y la osadía de su ejercicio literario que la han hecho permanecer por casi cinco décadas en el panorama de las letras del continente.
Como pocos autores, Edna consigue moverse con igual soltura entre públicos de diversas edades y empatías literarias, porque ella ha sabido ser, como pocos, de esos creadores que pueden construir identidades lectoras, en base a sus hallazgos, aportes y propuestas.
Por demás, su acercamiento a los olvidados, entiéndase etnias ancestrales que pugnan contra la “civilización” que amenaza destruirlas y en la defensa de la memoria de los fundadores de nuestras nacionalidades, la hacen una valiosa voz que empodera los ideales más justos de todos los americanos, a veces preteridos en el Viejo Mundo.
Su visión sobre las lacras que en el planeta sufre la infancia, ya fuere en los territorios citadinos o los más salvajes, la convierten en una defensora de los derechos humanos más legítimos y del medio ambiente y la ecología del ecosistema planetario.
Sensibilizar a la infancia y la adolescencia sobre estos temas muestra que su obra, sin esgrimir banderolas ni consignas, arremete contra cualquier tema tabú, pues para ella solo existe una buena historia, bien contada y con la garra y el alma necesaria para atrapar al lector.
Edna Iturralde es una poderosa voz que se alza, como la de tantos grandes de las letras para la infancia, en la defensa de esa niñez a veces ultrajada e incomprendida que languidece en un mundo cruel y ajeno.
Su sensibilidad y amor hacia la justicia social la hacen portavoz segura de esa infancia latinoamericana y universal que necesita ser protegida y reivindicada, como ella sabe hacerlo. Por eso desinteresadamente ha colaborado en numerosos proyectos con UNICEF y otras organizaciones para apoyar las más justas empresas en pos de salvar a las infancias de zonas vulnerables.
Considero que, como pocos autores para niños, adolescentes y jóvenes del continente, Edna Iturralde refrenda los principios de quienes apostamos por forjar una identidad lectora transversal, que condicione el nacimiento de un ciudadano más íntegro, consistente y decisor de voluntades.
Pocas veces en vida, un autor consigue esta ansiada resonancia con una obra escrita desde el corazón, que no se atiene a modas, ni moldes u otras convenciones esclavizadoras del pensamiento. Edna es fiel y vehemente en cuanto escribe, fiel a esa infancia, vehemente en su empoderamiento y defensa.
Redimiendo a la infancia de hoy, como ella y tantos autores hoy hacen, se conseguirán mejores ciudadanos que en el futuro vengan a salvar este malhadado planeta que nuestra especie, emponzoñada de ambiciones, a veces se complace destruir.
Releer cualquiera de sus libros de la índole que fueren, siempre nos evidencia que es una autora de muchos caminos encontrados, que tras cada nueva lectura descubrimos atajos antes no vistos y razones que nos inquietan como si fuera la primera vez.
Pienso que el ejercicio literario de Edna Iturralde valida considerablemente, cuanto reconocimiento se le otorgue a su dedicación y a su valiosa obra y que este se podría constituir en la justa vía de que se la conozca y difunda en todos aquellos ámbitos del mundo a donde su obra todavía no haya llegado, justamente en atención a su solidez, consistencia, visión ecuménica del planeta y sus pobladores y deseos de transmitir un mensaje de amor, amistad, tolerancia y paz mundial, mensajes por demás tan necesarios en un planeta que se destruye entre guerras, matanzas y maltrato a la naturaleza que nos cuida y protege.