Skip to content

Biografía Resumida

Fragmento de El jardín de las arañas doradas

“Curiosa, la niña bajó de su columpio y fue a ver. Eran diminutas arañas de un delicado color amarillo que el sol volvía dorado. Se sintió rodeada de magia; en ese momento, no le habría parecido extraño que las flores comenzaran a hablarle. Una sensación de felicidad la inundó, ahora que nunca más se sentiría sola sin amigos con quienes jugar; simplemente se sentaría en su columpio y desde allí viajaría a las estrellas, visitaría castillos encantados, cruzaría el mar en barcos piratas y se deslizaría por el arcoíris… y todo esto desde su jardín, el jardín de las arañas doradas.”

A lo largo de su carrera de 45 años, Edna Iturralde se ha convertido en un hito de la literatura iberoamericana para jóvenes. Es la escritora ecuatoriana más prolífica y versátil para el público joven y pionera de la literatura etnohistórica infantil. Fundó y editó durante once años la primera revista infantil gratuita de Ecuador, que aproximadamente 225,000 niños leían cada semana. Prestigiosas editoriales han publicado y reeditado con frecuencia setenta de sus libros en Ecuador, Colombia, Perú, Centroamérica, Cuba, México, España, Argentina, Camerún y Estados Unidos. Ha escrito para edades de cinco a diecisiete años sobre diversos temas, incluyendo leyendas, mitos y fantasía; historia y biografía; cuestiones sociales y ambientales; y etnohistoria y multiculturalismo. Un prestigioso panel de expertos en literatura infantil seleccionó su libro Verde fue mi selva como uno de los diez mejores libros infantiles latinoamericanos escritos en el siglo XX. En 2020, ganó la II Edición del Reconocimiento Especial Cervantes Chico Iberoamericano.

Edna nació el 10 de mayo de 1948 en Quito, la capital de Ecuador, hija de Enrique Iturralde y Edna De Howitt. Su padre, piloto de la Fuerza Aérea, falleció en un accidente aéreo el día de su primer cumpleaños.

Su madre le inculcó el amor por los libros leyéndole todas las noches. Cuando su madre se volvió a casar, Edna vivió principalmente con su abuela ecuatoriana y su abuelo palestino. Su abuela le contaba historias sobre los chagras, los vaqueros y el arreo de ganado en los altos pastizales de Ecuador, en las haciendas de su familia bajo los volcanes. Su abuelo le hablaba de su infancia en Jerusalén y le leía relatos de Las mil y una noches. El jardín de sus abuelos estaba lleno de flores, donde Edna contaba historias a sus amados perros y muñecas, soñaba despierta en su columpio y dejaba florecer su imaginación.

Cuando su clase de quinto grado no encontró una obra de teatro adecuada para presentar en una asamblea escolar, Edna escribió una. Un sabio maestro la aceptó y fue representada con gran éxito. Pronto, sus compañeros le pedían historias personalizadas sobre un nuevo hermano o hermana, una mascota o un viaje. Edna había encontrado su vocación y soñaba con convertirla en su profesión.

En 1965, cuando Edna estaba en undécimo grado, era inimaginable que una mujer participara en el concurso nacional de oratoria de Ecuador. No obstante, insistió en su derecho a competir con sus compañeros varones para representar a su colegio. Fue seleccionada y se convirtió en la primera chica en competir y la primera en ganar el Premio Nacional de Oratoria de Ecuador.

Tras graduarse de la secundaria, Edna rechazó una beca para estudiar derecho internacional en Suiza y, en su lugar, se convirtió en guía turística de Metropolitan Touring que traía turistas de la compañía Intra-Travel’s South American Adventure Tours. Se especializó en guiar turistas en visitas a pueblos indígenas en la selva y mercados andinos, explicando la turbulenta historia de Ecuador y el bellamente conservado centro colonial de Quito. Sus relatos y humor encantaban a los turistas, quienes la eligieron como la mejor guía turística de Sudamérica de la empresa. Su imaginación, creatividad y espíritu emprendedor se revelaron aún más cuando fundó la primera boutique de Quito, Carnaby Street, donde vendía la ropa y joyas que diseñaba.

En 1970, tras casarse con un empresario neerlandés, sus visitas anuales a Holanda ampliaron sus experiencias culturales. Su esposo falleció en un accidente aéreo en 1982, dejándola sola a cargo de cuatro hijos. En 1985, se casó nuevamente con un silvicultor estadounidense, quien le dio la nueva experiencia de pasar los veranos en el norte del estado de Nueva York. De este matrimonio tuvo dos hijos más.

Al criar seis hijos, Edna no solo adquirió una profunda y práctica comprensión de la psicología infantil, sino que también mantuvo viva su propia «niña interior», la fuente imaginativa que, según ella, inspira su escritura y se manifiesta en la empatía de su literatura hacia las alegrías y preocupaciones, los encantos y frustraciones de los jóvenes. La carrera literaria de Edna comenzó con las historias que contaba a sus hijos. Ella dice: «Tenía que repetir mis historias palabra por palabra, o mis hijos me recordaban rápidamente la versión original. Así que tuve que escribirlas».

En 1981, Panorama, un suplemento del diario El Comercio de Quito, comenzó a publicar sus cuentos. En 1982, fundó la revista infantil La Cometa y la editó durante once años. Sus setenta libros han hecho una importante contribución al llamado «boom» de la literatura infantil ecuatoriana.

Los seis hijos y doce nietos de Edna viven en Ecuador, Estados Unidos, Brasil, Países Bajos y Francia. Excepto por sus visitas veraniegas al norte de Nueva York, Edna sigue viviendo en Quito, Ecuador, con su esposo y cuatro perros.